La lectura del etiquetado nutricional sirve para conocer los ingredientes y el valor nutricional que contiene cada alimento. Así, esta información es de gran ayuda para saber si un producto es saludable con el fin de evitar problemas como el exceso del peso, la hipertensión o la diabetes, entre otras. Esta etiqueta varía de un país a otro, ya que las especificaciones no son las mismas.
Aunque puede parecer que el etiquetado es algo bastante reciente, añadimos que su comienzo tuvo lugar en 1862 en Estados Unidos. El presidente Lincoln fue el impulsor del Departamento de Agricultura y la Oficina de Química, que más tarde se convirtió en la Administración de Alimentos y Medicamentos. Posteriormente, se aprobó la Ley de Alimentos y Medicamentos y la Ley de Inspección de Carne para proteger a los consumidores en caso de que la producción de los alimentos no se hiciera de forma responsable.
Por su parte, el etiquetado nutricional se declaró obligatorio en España a partir de diciembre del 2016, si bien hasta el momento, la Unión Europea daba libertad a las empresas para ponerlo en sus alimentos. Posteriormente, según el Reglamento 1169/2011, esta información debía reflejarse en todos los envases.
¿Qué es la etiqueta de valor nutricional?
Las etiquetas de los alimentos deben mostrar obligatoriamente el valor energético, el total de grasas, las grasas saturadas, los hidratos de carbono, los azúcares, las proteínas y la sal. Asimismo, se pueden incluir otros nutrientes que se consideren de interés.
Esta declaración se expresa en porcentajes por cada 100 gramos o 100 mililitros para que el consumidor pueda hacer una comparativa entre los distintos productos. Además, la etiqueta de valor nutricional ofrece una información muy útil y es una herramienta clave de protección para este. Sin duda alguna, se ha convertido en la mejor alternativa para seleccionar los alimentos más saludables.
Estos datos de interés permiten que un consumidor pueda conocer cada una de las propiedades de cada alimento. Este sabrá con exactitud los ingredientes en la fabricación, su conservación, la fecha de consumo o su caducidad para consumir la proporción calórica adecuada. De hecho, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) asegura que el etiquetado sirve para que la población pueda alimentarse de forma sana y equilibrada.
De este modo, la etiqueta de información nutricional permite saber cuál es la cantidad recomendada diaria. Esta es la mejor forma de saber qué se consume y cuál es su valor energético. Además de la información obligatoria, que deben contener estos alimentos, los productores también pueden incluir datos sobre otros nutrientes como la fibra o la grasa poliinsaturada. En cuanto a las vitaminas y minerales se refiere, se pueden añadir en cantidades significativas.
¿Cómo se interpreta esta etiqueta?
Esta información siempre se encuentra en la parte frontal de un envase, donde tienen que aparecer los cuatro nutrientes obligados (azúcares, grasas, grasas saturadas y sal). En las cifras que se sitúan debajo de cada uno de estos se informa del porcentaje presente en cada ración, según la Ingesta Recomendada (IR) que una persona adulta debe consumir al día. Así, para leer una etiqueta correctamente debes tener en cuenta los siguientes aspectos:
- En primer lugar, la persona debe reconocer los macronutrientes que contiene un alimento (grasas, proteínas y carbohidratos).
- Posteriormente, hay que revisar las vitaminas y minerales que contiene un alimento.
- La etiqueta informa sobre el porcentaje correspondiente a 100 gramos o 100 milímetros, por lo tanto, será conveniente multiplicar este indicador por el número de raciones que se consuman.
- También es conveniente fijarse en los ingredientes del producto. En primer lugar, se encuentra siempre el ingrediente principal. En este sentido, se recomienda evitar los aditivos alimentarios como el aceite vegetal, azúcar o glutamato monosódico, entre otros.
¿Cómo se elige el mejor producto?
¿Sabrías cómo elegir el alimento más saludable para tu dieta diaria? En determinadas ocasiones, tenemos información errónea sobre lo que nos conviene o no es apropiado para nuestra alimentación. Por lo tanto, desterramos algunos mitos.
- Se considera que un alimento es bajo en grasas si contiene menos de 3 gramos por cada 100 gramos.
- En el caso de las grasas saturadas, se considera que 1,5 gramos es el porcentaje para indicar que el alimento es más saludable.
- Es conveniente evitar los alimentos con más de 15 gramos de azúcar por cada 100 gramos.
- Se consideraba que un producto no tiene muchas calorías si en la etiqueta pone menos de 40 calorías por 100 gramos.
- Finalmente, en cuanto al porcentaje de fibra se refiere, es conveniente escoger alimentos con más de 3 gramos por porción.
En definitiva, el valor nutricional de un producto ofrece una información de vital importancia para nuestro cuidado y bienestar. Saber qué comemos influye en nuestra calidad de vida, en el peso y en nuestra salud. Por lo tanto, hay que elegir aquellos productos que sean saludables y contengan todos los nutrientes adecuados para nuestro organismo.